Una vieja Machi me dijo, que la suerte de
los hombres estaba signada por los cometas. Decía la anciana, que por la cabeza
de cada ser humano pasa un cometa velozmente y por única vez.
-Y así se van haciendo. -decía la Machi.
-La mayoría de los hombres ni se dan cuenta qué pasó por su cabeza. Algunos lo
ven sólo unos segundos, lo suficiente como para pedir los tres deseos y después
cada uno a lo suyo. Otros lo ven pasar pero no tienen tiempo para nada,
entonces se quedan mirando hacia arriba toda la vida esperando que llegue otro.
Sin embargo, algunos afortunados, anticipan su llegada y, cuando éste está
pasando, lo atrapan y lo retienen en sus cabezas; estas personas se reconocen
por el intenso brillo de sus ojos.
Se me hace que esta gente son cometas de
vida corta pero, con seguridad, dejan en el cielo una brillante huella por
muchísimos años.