lunes, 15 de junio de 2015

LA CAMPERA




Una carita sucia, a menos de un metro del suelo, se animó: -¿Tenés un caramelo…? –No tenía dulces; me quité la campera y se la ofrecí.
-No tengo frío; tengo hambre… -y se fue, creo que ofendida.

Jamás volví a usar esa campera.


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